Día 3: Tokyo (Palacio Imperial, Ginza, Torre Tokyo)

Toca levantarnos temprano para aprovechar el día, como haremos en todo el viaje, y tras el desayuno, donde tratamos de probar un poco de todo, nos ponemos en marcha hacia el Palacio Imperal, donde hemos reservado para la visita guiada a las 10h. Hay dos horarios: a las 10h y a las 14h y es mejor reservar con antelación como explicamos en este mismo blog (Preparativos). Teóricamente son 30 minutos andando desde el hotel, pero con el calor que hace decidimos ir en metro. Usamos la línea Chiyoda hasta Nijubashimae.
En el metro hay muchísima gente, pero no hace falta que nos empujen para caber todos, no lo hemos visto ningún día. Los primeros vagones del metro, en horas punta, están reservados para el uso exclusivo de las mujeres, y en el que entramos nosotros podemos observar que la mayoría de hombres van vestidos de manera muy similar: pantalones de vestir oscuros, camisas blancas o claras y su maletín en la mano.
También vemos que los japoneses y japonesas tienen una habilidad adquirida para dormirse en cualquier sitio, en el metro muchos van dormidos, y hemos llegado a verlos dormidos agarrados a los asideros del techo del metro, apoyados en columnas, etc.
También destacar, que aunque el metro esta llenísimo, no se oye a nadie con la música a todo volumen, o conversaciones subidas de tono, todo el mundo está tranquilo y no hay ningun ruido que moleste.
Aún estando el metro abarrotado, para bajar no hay ningún problema, una vez se detiene el metro, todo el mundo se mueve y te dejan pasar o bajan para que salga la gente de detrás.
Una vez en nuestra parada, descubrimos la vida subterránea de Tokyo, de la que hemos oído hablar bastante. Suele haber bastantes tiendas, restaurantes o sitios de comida y puedes ir desde las plantas en las que está el metro, normalmente B2F o B1F, que son las que están por debajo del nivel de la calle, hasta los pisos superior de los edificios que hay encima de las galerías subterráneas.
Los alrededores del Palacio Imperial son unas extensas esplanadas con césped y algunos árboles y con el mapa en la mano no nos cuesta mucho llegar hasta la puerta de Kikyomon, donde debemos dirigirnos para la visita guiada. Ahí unos policias revisan nuestra copia impresa de la reserva y nos acompañan a través de una puerta del recinto del Palacio. La puerta es inmensa, de madera, con unas figuras en la madera y una forja espectacular.
Una vez en el primer edificio que hay nos muestran unos cartelitos donde, en inglés, hay escritas unas breves instrucciones, que bebamos agua, vayamos al servicio y visitemos la tienda de souvenirs antes de empezar la visita, ya que luego la cierran y durante el recorrido no hay fuentes o servicios. También leemos que no se pueden hacer fotos mientras se anda, que solo dejan hacerlas cuando el grupo se detiene para las explicaciones del guía.
Una vez llegado todo el mundo, forman dos grandes grupos y empieza la visita, siempre seguidos de cerca por varios policias, imagino que por si acaso. Hay que andar en un bloque, si te desvías o te sales de éste te llaman la atención, amablemente sí, pero el toque te lo dan.
Tenemos unas audioguías en inglés que nos han facilitado, que nos va soltando la historia de cada edificio o lugar en el que nos detenemos ya que el guía solo habla en japones y aunque la visita es interesante, para mi no es imprescindible en un viaje a Japón, eso ya que lo valore cada uno con el tiempo del que disponga.
Los más impresionante para mi son las torres que hay alrededor, encima de las murallas, que son las imágenes que tenemos en mente cuando pensamos en palacios y castillos japoneses.

El resto, como muchos edificios y construcciones en Japón han sucumbido a terremotos e incendios a lo largo de los años y han sido reconstruidos. En este caso el edificio principal del palacio es un edificio alargado, donde sale el emperador un par de veces al año a pronunciar sus discursos.

Al terminar la visita te permiten seguir por los jardines del este, pero con el sol que cae a esa hora los vemos brevemente y seguimos nuestro camino.
De camino a Ginza pasamos a ver la estación central de Tokyo desde fuera, y aún estando una parte en obras y cubierta resulta bastante interesante.

De camino a Ginza hacemos un par de paradas, entramos en la tienda Muji, que tenemos vista en Barcelona, pero ésta es muchísimo más grande y con muchos más productos diferentes, y luego entramos en Bic Camera, una cadena de grandes superficies donde no solo venden electrónica o fotografía. Hay de todo, incluso restaurantes en 6F, a dónde nos dirigimos, ya que va siendo hora de comer.
Vemos un sitio con precios asequibles y platos interesantes, y no nos fijamos mucho en que el tipo de comida es tailandesa...aun preguntando por cosas que no picasen mucho, hacemos buena cuenta de una ingente cantidad de agua para intentar salvar algo de nuestros paladares.
Una vez fuera, vemos que el tiempo ha cambiado mucho, casi parece de noche y hay muchas nubes, así que seguimos rumbo al cruce de Ginza, donde se cruza la calle Chuo dori y Harumi dori, pero antes entramos en el Sony Building, donde puedes trastear y ver muchos de sus productos, de hecho, han montado una especie de exposición/museo acuático, con acuario y todo. Allí se pueden probar la mayoría de sus últimos artilugios y de paso resguardarnos un poco de la lluvia que empieza a caer.
Sin que haya dejado de llover, seguimos hasta el cruce, donde entre otros edificios interesantes está el centro comercial Wako, que se dice que es el primer centro comercial de la zona.

Por la zona se pueden encontrar bastantes tiendas de fotografia, con productos de segunda mano a un precio razonable, aunque aun siendo marcas del país no tienen un precio mucho más barato que en España.
El teatro Kabukiza está muy cerca, pero al estar en obras y cubierto con una lona no podemos ver ni su fachada, así que nos dirigimos ya hacia la torre de Tokyo.
Al cabo de 15 minutos andando divisamos su extremo y hace más facil la orientación, así que nos vamos acercando y sacando fotos, hasta que, cuando estamos relativamente cerca y ya es oscuro, encienden su iluminación y su aspecto cambia notablemente. Decidimos no llegar hasta sus pies ni subir, ya que sigue lloviendo y no veríamos demasiado de la ciudad.

Después de la caminata del día de hoy, nos acercamos hasta la estación más cercana que es de la línea Hibiya y por el precio del trayecto de 160 yens nos deja en Akibahara, donde queríamos dar una vuelta para ver su ambiente nocturno, pero como aun no estamos muy bien ubicados en Tokyo, cogemos una avenida que no toca y con el despiste llegamos cerca de la estación de Ueno. Eso nos obliga a renunciar a la idea de ver Akihabara, pero descubrimos una zona a la derecha de la estación con bastante actividad, restaurantes y tiendas, así que no hay mal que por bien no venga, hemos descubierto una zona interesante por la que callejear.

Después de unas vueltas, retomamos el camino al hotel y compramos la cena en un Family Mart (ensalada y fideos, más postre y algo para picar por 600 yens por persona).
Nos quedamos un rato en el hall del hotel para comunicar nuestra buena llegada y primeras impresiones con familiares y gente a quien pueda interesar y después de una buena ducha cenamos en la habitación tranquilamente.
Encendemos la televisión por curiosidad, y descubrimos un programa en japonés donde se enseña a los telespectadores a aprender castellano. Recrean situaciones hablando en castellano para introducir una frase que es la que pretenden enseñar. Muy curioso.

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