Día 2: Tokyo (Ueno, Yanaka, Nezu)

Hoy nos levantamos temprano para aprovechar el día. Nuestro primer almuerzo en el hotel Edoya está formado por un buffet con productos japoneses y occidentales, preparados en una sala minúscula, donde apenas caben 3 personas sirviéndose a la vez. Si tenéis curiosidad, el desayuno japonés que nos ofrecen consiste en arroz blanco, sopa de miso, ensalada, huevo crudo, tortilla, algún tipo de algas y alguna otra cosa más que no supimos identificar exactamente.
Con el estómago lleno nos dirigimos al parque de Ueno, que está muy cerca del hotel, al lado de la estación a la que llegamos el dia anterior, bajo un sol y un calor asfixiante. Al principio del parque se puede ver un estanque con una especie de nenúfares muy grandes.

Seguimos andando por el parque y llegamos a un monumento a los caídos en la guerra de Ueno (enlace Wikipedia).
Hay unas colas enormes de gente, y tras seguirlas vemos que es por una exposición que hacen sobre Egipto, de todas formas, en el interior del parque se encuentran varios museos de la ciudad, que por ahora no son el objetivo de nuestro viaje.
No muy lejos encontramos la entrada del zoo, nuestra siguiente parada. En la entrada nos piden el pasaporte y directamente nos aplican un descuento del 20% sobre el precio de la entrada, que son 600 yens.

Lo primero que vemos son los pandas gigantes, pero están durmiendo tratando de aguantar lo mejor posible la calor. Al seguir con el recorrido vemos infinidad de animales, algunos extraños y nada comunes y otros como los que se pueden ver en cualquier zoo. Una diferencia que vimos con el zoo de Barcelona es que los recintos de leones y demás estan rodeados de cristal, con lo que si tienes suerte, como fue nuestro caso, tienes al animal a un palmo de ti, separado por un cristal, pero muy cerca.

Vimos los pandas rojos, que nos hacia ilusión ver después de verlos en fotos en algún cartel, pero también estaban asfixiados, pobres animales.

Antes de salir del zoo, volvemos al recinto de los pandas, y esta vez los vemos comiendo y más activos.

Nuestro siguiente destino son los barrios de Yanaka y Nezu, pero entre tantos animales se nos ha hecho tarde y debemos encontrar un sitio donde comer. Estos barrios se caracterizan por haber mantenido su aspecto tradicional ya que no sufrieron demasiados daños durante la II Guerra Mundial ni durante el gran terremoto de Kanto del 1923. Pero claro, tampoco hay mucho sitio para comer fuera de su horario. Al final encontramos un local de la cadena Yoshinoya, que abre 24h y sirve comida decente a buen precio. En este caso, un bol de arroz con carne nos sale por 480 yens y lo acompañan de un pequeño tazón de sopa de miso y un poco de ensalada de col y por supuesto, el agua gratis. Teniendo en cuenta que en Japón todos los templos cierran sus puertas sobre las 17h, decidimos dejar de ver el templo de Nezu e ir directamente al templo Jomyoin, ya que la idea de ver sus 84 mil estatuas nos motiva más.
Por el camino pasamos de largo de infinidad de templos, de los que sólo entramos en alguno concreto para no entretenernos demasiado.

El templo de Jomyoin en sí no es nada espectacular, lo que impresiona son las estátuas colocadas en varias hileras en los terrenos de éste.

El siguiente punto de interés del barrio es el cementerio de Yanaka, una extensión enorme ocupada por tumbas de un estilo muy similar, 3 piedras colocadas una encima de la otra, de mayor a menor. Hay bastantes gatos por el cementerio, reposando tranquilamente, incluso algún cartel que hace referencia a estos animales.

La última visita planeada para hoy es la calle Yanaka Ginza, una zona muy pintoresca, de poca distancia de extremo a extremo, pero con muchas tiendas y gente paseando y comprando por ellas. Hay locales de comida para llevar, de alimentos frescos, tiendas de artesanía...

Después del intenso día, decidimos usar el metro para volver al hotel, y cogemos muy cerca de la calle Yanaka Ginza, la línia verde del Metro de Tokyo, en la parada C15.

Nos cuesta 160 yens por persona y nos deja muy cerca del hotel Edoya, donde como la noche anterior cenaremos lo que hemos comprado de camino, esta vez en un Lawson, y que nos ha costado 1.200 yens para los dos.
¡Por cierto! Por la mañana hemos reclamado el asunto de las habitaciones de estilo japonés y despues de reconocer el malentendido nos hacen el cambio, así que haremos la prueba de dormir en un futón.

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