Día 12: Kyoto (Kiyomizu-dera, Ninenzaka, Sannenzaka, Sanjusanjendo, Osaka)

Una vez más empezamos el día en la estación de Kyoto, donde tras comprar el vale para todo el día en bus y descubrir que no hay visitas en sábado en el palacio Imperial, nos dirigiremos al templo Kiyomizu-dera (enlace Wikipedia).
Cogemos un bus con servicio rápido y en pocos minutos estamos, pero luego nos toca subir un poco, ya que el templo se encuentra en lo alto de un monte, no muy alto, pero con el calor que hace se hace más difícil.
En el camino hay bastantes tiendas de souvenirs, como hemos visto que es costumbre alrededor de los templos más turísticos, pero muchas de ellas aún no han abierto.
Una vez arriba, lo primero que vemos es la bonita pagoda de cinco pisos de Yasaka. Pasamos por su lado y nos acercamos a la entrada del templo Kiyomizu-dera para pagar sus 400 yens de entrada (4€).

Enseguida estamos en una terraza de madera, que está construida sobre la pendiente de la montaña con un entramado de maderas, formando una estructura que se unió sin usar ni un clavo y desde la que se divisa una excelente vista de Kyoto.
En este templo también hay una fuente, con tres caños, de la que dice la sabiduría popular, aunque hay un cartel negando que sea cierto, que cada uno de ellos tiene un significado, amor, salud y dinero. La tradición dice que se puede beber solo de uno, aunque para nosotros no hay manera de saber cual sería cual, hacemos cola para probar suerte.

Hay unas tazas con un palo muy largo que se depositan después de cada uso en una máquina con luz ultravioleta para esterilizarlos.
La bajada la hacemos por la calle que da a la entrada principal al templo, y en esta hay muchas más tiendas de comida y souvenirs y también mucha más gente paseando. Andamos sin prisa, viendo la artesanía y lo que se vende en los distintos comercios y nos dejamos guiar hasta las calles Ninenzaka y Sannenzaka, calles adoquinadas con suaves escaleras muy bonitas.

Antes de alejarnos de la zona nos cruzamos por la calle con las dos primeras geishas que hemos visto en Japón por la calle, aunque como hemos visto hoy mismo tiendas donde alquilan la indumentaria tradicional (kimono, obi...) dudamos de si pueden ser chicas que en algún sitio les han maquillado y vestido para pasar el día.

No muy lejos de la zona se erige una enorme estatua de hormigón, de 24 metros de altura que sobresale entre los edificios colindantes. Esta está en el interior del templo Ryozen Kannon enlace Wikipedia en inglés), donde pagamos 200 yens (2€) para entrar y por una barra de incienso muy grande con la que debes hacer la ofrenda como es tradición aquí.
La estatua y parte del templo está dedicado a la memoria a todos los caídos en defensa de Japón en la II Guerra Mundial.

Aprovechando el ticket de bus, cogemos uno que nos acerca hasta el templo Sanjusanjendo enlace Wikipedia) en el que entramos previo pago de 600 yens (6€). Este templo tiene el edificio de madera más largo del mundo, 118 metros de largo y en su interior, donde no se pueden hacer fotos, alberga mil estatuas de Kannon precedidas en la primera fila por dos divinidades y sus 28 guardianes. En el centro del edificio se puede contemplar una imagen de Kannon inmensa, con 11 cabezas y 21 brazos que simbolizan mil brazos.

Concluidas las visitas por hoy de Kyoto, cogemos un bus hasta la estación de Kyoto, desde donde accedemos al centro comercial subterráneo Porta Mall. Allí comemos un bol de fideos y arroz por 980 yens (9,8€).
Para variar de tantos templos y tradiciones, por la tarde decidimos ir hasta Osaka, así que en la misma estación cogemos un JR Special Rapid Service que nos lleva en unos treinta minutos. Una vez allí preguntamos en la oficina de información de la propia estación, como el castillo de Osaka cierra a las 17h no tenemos tiempo de visitarlo así que decidimos ir directamente a Dotombori usando la línea circular de JR, la loop-line, que rodea la ciudad.
Bajamos en Shin-Inamiya, donde debemos coger, por una parada, otro tren de JR de la línea Namba hasta Namba Station.
Dotombori es una zona de la ciudad con mucha actividad, luces, restaurantes y gente. Similar a Akihabara, pero es una zona peatonal, con muchos restaurantes que tienen, en vez de carteles, figuras enormes para anunciarse. Uno de ellos hasta tiene una noria que rodea el edificio. En el sotano de un edificio de recreativas hay una piscina en la que puedes pescar y en función del pez que saques te dan más o menos puntos que puedes cambiar luego por premios.

En todas partes se venden Takoyaki, una bolitas que hacen a la vista de la gente, que llevan pulpo en su interior, así que mientras paseamos probamos unas cuantas.
El día empeora así que cuando empiezan a caer gotas de lluvia decidimos volver y tal y como ha quedado el día, decidimos que no merece la pena subir al mirador de los jardines flotantes que hay cerca de la estación.
Después del largo día la vuelta se hace pesada, pero al llegar a Kyoto aún nos quedan fuerzas para subir a la zona de restaurantes del hotel Gran Vía, que está en la propia estación, en el 15 piso. Desde aquí hay unas vistas más que aceptables de la torre de Kyoto, que queda justo enfrente y de la zona cercana a la estación.

Entre la estación y las paradas de autobuses se monta un espectáculo de música y agua, con unos chorros que se mueven con los compases de la música y van cambiado su color. Muy curioso y bonito.

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